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Mis posturas al respecto del aborto


ACLARACIÓN: siempre pretendí mantenerme al margen de una discusión que considero que deban tratarla entidades específicas y competentes. Realmente revuelve mi estómago comprobar que dicha problemática transcurra con tanta frugalidad; hoy en día cualquiera se siente con posibilidades de tratar un tema de suyo delicado y controversial, en que confluyen un sin fin de cuestiones. De la misma forma en que un carnicero no puede aconsejar a un cirujano, yo no pretendo incidir en la discusión que los pocos seres competentes al respecto del aborto han librado en mi país. Sin embargo, creo que mi postura es bien representativa de un sentir ciudadano serio, responsable y solidario. Ojalá mis palabras sean tomadas tal cual son pronunciadas: con prudencia y honestidad.

Soy Católico Apostólico Romano, y a mucha honra. Durante la mayor parte de mi vida fui peronista (de Perón), pero realmente el "entrismo" izquierdista ha ocasionado tal degeneración en el Justiciliasmo que sólo podría curarse con una limpieza lisa y llana equivalente al aniquilamiento mismo del partido. Hoy puedo decir que no me representa absolutamente ninguna facción política, y por la sencilla razón de que la corruptela y el clientelismo no pueden representar a ninguna persona que se tenga de bien. Tengo valores y preferencias políticas, no obstante, totalmente en reacción al tornado de "disvalores", inmoralidad e involución que los partidos políticos de izquierda empujan desde siempre.

Desde la postura religiosa, naturalmente, no transijo con el aborto. Considero, incluso, que aún antes de nacer y de ser concebidos contamos con propia entidad humana; en la gracia de Dios Padre Todopoderoso el pasado, el presente y el futuro confluyen en un mismo tiempo pleno y maravilloso: la Eternidad. (Las medidas de tiempo sólo representan el devenir del universo a partir del Big Bang [sustraído de "Breve Historia del Tiempo" de Sephen Hawking]; a partir de entonces es lícito fraccionar al tiempo en pasado, presente y futuro. La Eternidad, no obstante, "antecede" a la explosión universal y por lo tanto los protocolos de mediciones humanos son incompatibles al momento de referirla).

Desde una perspectiva política, en rigor, me espanta que cualquiera se crea en el derecho de decidir si tal o cual cosa debe o no existir, sobre todo si la "cosa" resume en la figura de un ser humano. Las políticas deben orientarse a que la sociedad transcurra lo más eficazmente a pesar de las inquietantes sinuosidades del destino. Estimo que sobran recursos políticos en Argentina para atacar al flagelo del aborto desde sus mismas cimientes: trabajo, dignidad y educación. En materia de política, por cierto, no me horroriza tanto el aborto en sí como los "paladines" de dicho crimen. ¿Quiénes son aquellos que están a favor del aborto? Con sus solos nombres ya invitan a la suspicacia; con sus solas caras ya revelan quiénes son, de dónde vienen y qué es lo que quieren.

En lo conscerniente al aspecto social, es una locura que para resolver un problema deba convertirse en asesinos o criminales a las víctimas (no les demos vueltas: anular la vida del feto es matar a una persona por nacer. Sólo una inteligencia enferma es capaz de tergiversar la naturaleza de la profunda entidad humana). El Estado argentino, garante primero de la seguridad de todos y cada uno de los habitantes del suelo que pisamos, debería responsabilizarse "en carne propia" al respecto de la desgraciada suerte que sufran las mujeres víctimas de violación. Yo propongo que las mujeres víctimas de una violación sean contenidas social y psicológicamente antes, durante y después del nacimiento, con opción a "adoptar" al propio hijo nacido (obligadamente deberá nacer) o a darlo de inmediato (sin derecho a arrepentimiento posterior) en adopción a familia competente. Yo no soy magistrado, ni soy genio ni creo ya que luz alguna tenga lugar en mí: pero es una gran vergüenza para nuestro país que un fundamento tan simple como el mío de ninguna manera madure mayoritariamente en los argentinos y sobre todo en la clase dirigencial.

Habiendo tantas cosas por hacer, ¿es razonable que vayamos directamente al hecho de matar? ¿Acaso matar es lo único que sabemos o podemos hacer? ¿Tan poca cosa somos? ¿No podemos ingeniar algo más digno y respetuoso con nuestra condición de seres humanos?

Es mi postura - a esta altura indeleble - al respecto del aborto. Desde los tres "estamentos" principales (religión, política, problemática social) transijo de forma coincidente: NO AL ABORTO.

 

1 comentario:

Raul Barbalarga dijo...

Por efecto casual de ese arrastre propio de youtube que te lleva a encontrar lo no buscado, tropecé con el audio de la entrevista “La mentira de los 30.000 desaparecidos”, (una perla digna de ser estudiada por Dian Fossey) lo que me llevó a buscar más aportes de David Rey y a encontrar este blog. El mismo nombre del blog sugiere una posición privilegiada de Rey quien, desde un escalón superior al de los periodistas que se dirigen al público general, ostenta un nivel capaz de hacer periodismo para quienes deberían ser sus pares.
Más allá de ese detalle, la advertencia que precede a esta nota constituye en sí toda una carta de presentación sobre los principios que mueven a su autor. Comienza expresando que el tema del aborto debería quedar en manos de entidades específicas y competentes, como si las personas de por sí no tuviesen derecho a la opinión, Luego pone en duda las posibilidades de la gente de tratar un tema controversial y remata sosteniendo que su postura personal es representativa de la del ciudadano serio y responsable y solidario….Traducido: la gente común no puede opinar, pocos están capacitados para tratar temas controversiales y cualquiera que opine en forma contraria a él, lo hace desde la falta de seriedad, la irresponsabilidad y el egoísmo….Sin dudas David Rey tiene la misma alta consideración sobre su propia opinión que la que tiene sobre su propia función en el periodismo a juzgar por el nombre de su blog.
Luego entrando de lleno al tema y, como no podía de otra manera, Rey comienza ensalzándose a si mismo dejando bien en claro su catolicismo y su postura política de derecha, diferenciándose de las izquierdas a las que considera inmorales e involutivas. Más papista que el papa, establece la condición humana como previa a la concepción misma, lo cual no tiene discusión porque, como ya se sabe, las cuestiones de fe son tan indiscutibles como indemostrables.
Sobre la faz política se manifiesta espantado ante la idea que alguien pueda decidir sobre quien puede existir y quien no, curiosamente espantado debería decirse a la luz de que en la entrevista “La mentira de los 30.000 desaparecidos” no lo espantaba que los militares decidieran quien podía vivir y quien no. No solo eso no lo espanta sino que se manifiesta enojado con la supuesta exageración de la cifra de desaparecidos por considerarlo un intento de demonizar a las fuerzas armadas….. Sin dudas esta discrepancia en la capacidad de espanto es una exclusividad de la moral evolucionada de la derecha. Medalla de oro a la mención de que el aborto se combate con dignidad, trabajo y educación, con lo cual supone que las mujeres adineradas, de familias de renombre y onerosa educación privada no abortan. Medalla de platino al resurgimiento de la teoría de Lombroso a partir de su mención de saber quienes son y como piensan algunos defensores del aborto co solo verles la cara.
Por si alguna duda queda a esta altura del perfil sectario de David Rey, quedan más definiciones demostrativas: en negrilla y en rojo deja en claro que si no se piensa como él, se tiene obligatoriamente una inteligencia enferma. Propone la obligatoriedad de las mujeres a parir los embriones concebidos y la obligatoriedad del estado de sostenerlas (siempre las obligaciones son de los otros, claro está) y su entrega en adopción a familias competentes. Lo de FAMILIA COMPETENTE no es casual, no vaya a ser cosa que lo adopte una familia homosexual!. En el colmo del egocentrismo David Rey remata el punto sosteniendo que es una vergüenza que el país no tome mayoritariamente sus fundamentos.
Sin duda alguna, una nota imperdible, altamente recomendable para su análisis y un verdadero regocijo para el alma para la gran mayoría de quienes al leerla podrán reconciliarse con sus propias dudas existenciales y agradecer a quien quiera agradecer por haberse salvado de tener ese encuadre de pensamiento.
Raul Barbalarga.- La Plata.

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