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El monopolio del que más debemos cuidarnos

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Presidente Cristina Fernández de Kirchner

La peligrosa cesión de la sociedad al poder estatal

Escribe: Pablo Rodríguez(@pablorod1970)


Tanto el gobierno como la gente por lo general toman posición contra las empresas monopólicas. El ataque “verbal” contra las mismas desde el ámbito político es habitual y los fundamentos son válidos, pero es increíble que estos mismos funcionarios no hagan mención al más importante y peligroso de todos.
Actualmente el Estado maneja un sinfín de empresas que van desde señales de televisión, radios, correo, servicio de televisión digital, fábrica de aviones militares, etc. En éstas y muchas otras actividades el Estado compite con empresas privadas, que a pesar de ser deficitarias – en el primer caso – al menos deja la opción de libre elección – en el segundo – ya que podemos cambiar de canal o enviamos nuestras cartas a través de otra empresa.
Si bien es importante destacar esto anterior, también es muy difícil y lógico que un funcionario se ocupe y cuide de la empresa como si fuese suya.
Más allá de esto, a lo que me quiero referir es los monopolios estatales. Estos son los que no dejan alternativas al consumidor/usuario más que una sola. Y sin mencionar un dato no menor que es la facilidad de hacer negocios personales –  en otras palabras corrupción – a costa de la empresa y los usuarios. ¿Se imaginan a un empresario contratando servicios más caros a los que tiene acceso? ¿Cuál sería el objetivo de semejante estupidez? Esto sólo se da cuando el dinero no sale del bolsillo propio.
¿Cómo podemos pensar que el Estado vaya a hacer eficientemente una tarea para la que no está capacitado? Los resultados están a la vista con ejemplos como Aerolíneas Argentinas. Hace unos días a la línea de bandera se le condonaron deudas entre otras impositivas, además de que las pérdidas diarias son millonarias. Es claro que esto no es gratis, lo pagamos todos. Obviamente que los privados no tienen este privilegio, por lo que también es un caso de competencia desleal.
¿Se imaginan una empresa privada quedando exenta de deudas tributarias? ¿No sería eso un ataque contra la libre competencia? Las reglas de juego no son iguales para todos, eso está claro.
Además, el poder de policía del Estado hace mantener a la competencia a raya. En este mismo caso de Aerolíneas, el Estado restringe rutas aéreas a empresas eficientes para darle lugar a que a éstas las absorba el monopolio estatal, para que luego nos demos cuenta que el servicio es absolutamente ineficiente y caro, vemos aviones rentados a cientos de miles de dólares parados en hangares por falta de entrenamiento de los pilotos como por otros casos de inoperancia empresarial.
Nada nos garantiza que el Estado sea el “protector” de los ciudadanos, es más, cuando no estamos de acuerdo con el costo o servicio, no nos queda otra que, por falta de otras alternativas, seguir utilizándolos.
Pensar que un grupo de personas que llega al poder, sobre todo en nuestro país, no haga asociaciones ilícitas para beneficio propio es inocente e infantil. Lo vemos a todos los niveles.
Quienes tenemos más de 35 años recordamos lo engorroso que resultó tener un teléfono fijo en la época de ENTEL. En las publicaciones de los diarios de las casas que se ofrecían a la venta, se aclaraba si la propiedad tenía teléfono como si esto fuese un privilegio, y esto no ha mejorado por los avances tecnológicos sino por la deficiencia del servicio que ésta tenía. El mercado, aunque en forma imperfecta, mejoró los servicios notablemente y en poco tiempo. Aclaro que esto pasó a pesar de haber sido, como tantas otras privatizaciones mal manejadas, pésimamente negociadas y “vueltos” que quedaron no se sabe en qué bolsillo.
YPF antes de su privatización en la década del noventa era la única empresa petrolera del mundo que perdía dinero.
Respecto a la Ley de Medios, hoy estamos con la gran incógnita de qué pasará luego del 7D. ¿Qué sucedería si los medios quedaran casi en su totalidad en manos del Estado o empresas afines a éste? Hoy vemos que el estado maneja gran parte de los medios de comunicación. Clarín, diario que no leo, es una de las pocas empresas de medios que hoy tiene una posición encontrada con el gobierno. ¿Qué puede ser más sano que esto para pensar, discernir y tomar libremente posturas a favor o en contra del gobierno?
Los monopolios privados si bien son peligrosos, el estatal lo es mucho más por las razones arriba expuestas. Éste también sirve para el apriete de empleados, está casi inmune a juicios y permite el clientelismo tomando más gente – aunque menos capacitada – por favores políticos (de todas formas, ¿qué problema tendría el contratante si no es él el que paga esos sueldos?).
En mis artículos escribo generalmente acerca de la libertad, y este caso no es la excepción. Si no somos libres de elegir, lisa y llanamente no somos libres.
“No importa el largo de la correa del perro para que éste se sienta libre”, lo que importa es que no exista correa directamente.
Por último, si está tan a la vista que los servicios básicos del Estado – justicia, educación, salud – no se prestan con eficiencia, no podemos pensar que lo hagan con empresas en las que no debería intervenir el Estado. La clase media hoy intenta por todos los medios tener cobertura médica privada y mandar a sus hijos a colegios privados. Por algún motivo importante esto debe estar ocurriendo, ¿por qué entonces se pagarían gastos extras teniéndolos a costa del Estado?
No quiero monopolios privados bajo ningún aspecto, pero mucho menos estatales.

Camila Vallejo, ¿comunista?

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Todo el mundo se ríe (con justa razón) de que la dirigente chilena Camila Vallejo invite por Twitter a pagar una cena del Partido Comunista chileno a través de un método tan "capitalista" como lo es Ticketek (de capitales norteamericanos).

Pero... ¿de qué nos sorprendemos?

¡Vamos, gente...! ¡No es para tanto... lo del Ticketek!

Desde el preciso momento en que Camila Vallejo enciende una "computadora" y accede a un "sistema operativo" (que muy probablemente sea "Windows") para enviar un "mail" o para "postear" algo en una "red social" como "Twitter"...

En fin, desde que Camila Vallejo se despierta hasta que se va a dormir lleva un estilo de vida tan anti-comunista y tan capitalista-dependiente que por más que luego chille... con educación y algo de ternura, no podemos menos que decirle:

<<¡Camila, baby... welcome to the capitalist life!>>.

Y como Camila... ¡cuántos que hay! Jajaja...

Macri, el sueño inalcanzable de Binner

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Por enésima vez el líder del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, ha “sentenciando” que nunca podría formar un frente electoral junto con el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri. Esta vez fue más elegante, en tanto que aplicó la siguiente metáfora: “Sería como mezclar el agua con el aceite”. De esta forma, el ex gobernador de la provincia de Santa Fe invalidaría (otra vez) una eventual posibilidad de aunar fuerzas con otro partido de cara a enfrentar al kirchnerismo en 2015… Pero, una pregunta… ¿y quién dijo que en la vereda del macrismo “se están matando” por conseguir una alianza con Binner?

A juzgar por la cantidad de veces que el rafaelino desestimó un entendimiento con el PRO, pareciera que a diario recibe súplicas al respecto tanto de “la derecha” como ya del mismísimo Macri. Sin embargo, no sólo que no es así, sino que prácticamente nunca el bostero lo menciona en sus discursos y conferencias ni aunque sea para responderle sus periódicos “desplantes”. Va de suyo que en las altas esferas de la política debe haber una explicación a la ausencia del vocablo “Binner” en el breviario macrista como asimismo la tendrá el hecho de que el socialista nunca se olvide de piropear a Macri cada vez que tiene ocasión.

Y el hecho es que mencionar a Binner no suma otra cosa más que tedio e indolencia, mientras que la insistente recurrencia al PRO pretende específicamente revitalizar el desgarbado frente socialista. ¿Qué conseguiría Macri mencionando a Binner más que desviar la atención del PRO del objetivo presidencialista de 2015? En rigor, para el jefe porteño la figura de Binner no se sugiere ni como una sombra en los tobillos, toda vez que tiene bien en claro que hoy por hoy no hay otro contendiente en materia política que el mismo oficialismo. ¿A qué gastar pólvora en chimangos?

Enfrente, no obstante, Hermes Binner – reconocido adulador del kirchnerismo –, sólo direcciona la mira hacia un mismo blanco ineludible, es decir, Macri. Es que si algo tienen en claro los socialistas como la izquierda en general es que para existir políticamente es imprescindible imponer la figuración de un enemigo imponderable, ruin, despreciable. Tanto la falta de ideas como el desprecio hacia normas democráticas y de tolerancia (ha dicho Binner: “Yo con Macri no hablo porque es de derecha”), suelen generar un vacío dentro de la izquierda que es preciso rellenar con repostería barata. Así que el resentimiento y la descalificación sean los móviles de un proyecto sin norte ni futuro, ya que por más que Binner patalee nunca llegará a ser el River de Mauricio Macri.

“Sería como mezclar el agua con el aceite”, dijo el ex intendente rosarino, abrazando la mezquina ilusión de sugerirse como “la otra alternativa” al macrismo y de captar para sí la simpatía de quienes no transijan con el PRO. Vaga ambición, toda vez que la mayor parte del electorado no a fin con el macrismo justamente se encuadra dentro del kirchnerismo. Por más “populares” y “redistributistas” que sean los kirchneristas no habrán de bajarse del rocín de Don Quijote para subirse luego al asno de Sancho Panza.

Debieran los asesores de Hermes Binner recordarle que si bien puede que una alianza con Macri resulte ambigua en el sentido de que representan posiciones políticas antagónicas, el líder socialista no ha podido aliarse ni con figuras afines, tal como lo dejara claro el estrepitoso fracaso de una fórmula en común con el radical Ricardo Alfonsín y el eterno (y vergonzoso) tire y afloje con el referente del Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas. En fin, mientras que el PRO se posiciona cada día más como alternativa en 2015, el Frente Amplio Progresista se diluye dramáticamente como una aspirina en el agua. Tanto así que sólo atina a tirar un manotazo de ahogado y agarrarse de lo único que le queda para existir: Mauricio Macri, el sueño inalcanzable de Binner.


A este respecto también escribí: "Binner, pequeño stalincito" y "La excusa perfecta de Binner" 

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