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"Chile o Venezuela", por Gerardo Bongiovanni

Apuntes sobre el VI Congreso de Economía Provincial (Rosario, Santa Fe)

Escribe: Gerardo Bongiovanni 
Presidente de Fundación Libertad

SIN NINGUNA PRETENSIÓN de originalidad, decíamos en la apertura de nuestro VI Congreso de Economía Provincial, recientemente realizado, que Argentina tenía ante sí la opción de parecerse a Chile o a Venezuela. Y que esta opción dependía absolutamente de los que hiciéramos los propios argentinos.
     Recordábamos, haciendo referencia al título del Congreso (“De las Oportunidades Perdidas al Desarrollo Sostenido”) que todos los indicadores económicos, sociales y políticos confirmaban de manera inapelable que nuestro país había perdido posiciones relativas respecto a la mayoría de los países en las últimas décadas. No sólo respecto a naciones como Australia o Canadá, con quienes gustábamos compararnos mucho tiempo atrás, sino también respecto a vecinos como Chile, Brasil o Uruguay.
     Luego de escuchar durante las dos jornadas del Congreso a líderes políticos de la talla de Elisa Carrió, Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Alberto Rodríguez Saá o Rodolfo Terragno; a economistas del nivel de Ricardo López Murphy o Federico Sturzenegger, y a referentes empresariales como Emilio Cárdenas, Víctor Trucco o el presidente de AEA, Jaime Campos, estos criterios se han fortalecido.
     Aún con diferencias ideológicas políticas y de matices, creo que podrían resumirse consensos y opiniones comunes, al menos en estas áreas:
     - La economía. El grueso de los disertantes presentaron el contexto internacional como extraordinariamente favorable para Argentina, dada la sostenida demanda de los productos que exportamos y el excelente nivel de precios; además de las condiciones de los mercados financieros. Lamentablemente, hubo también consensos en que Argentina no aprovecha estas condiciones porque el modelo intervencionista/arbitrario de manejo K de la economía (con Moreno y Moyano en el eje del escenario) genera desconfianza en los inversores y altera el clima de los negocios. A modo de anécdota, se mencionó el caso de una importante inversión –millonaria en dólares- trasladada por una tradicional empresa de Argentina a ¡Paraguay! También hubo cuestionamiento al aumento del gasto publico (10 puntos del PBI entre 2003 y 2010), del empleo público (casi un millón de nuevos empleados en la misma época) y a la debilidad, en cambio, en las inversiones de infraestructura y en formación de recursos humanos.
     - Respecto a la problemática social, hubo también posiciones comunes, críticas al modelo clientelista que el gobierno ha exacerbado. La lucha contra la pobreza estructural tiene que ver fundamentalmente con la educación (formación de capital humano) y con la formación de empleo genuino, para lo cual la confianza de los inversores es vital. Por cierto, Argentina ha caído al sexto lugar como receptor de inversiones directas, por debajo incluso de Perú y Colombia. Y poco se ha hecho también para que las PyMES puedan general empleo, dada las condiciones contradictorias en que deben desenvolverse. Especial punto de atención mereció para varios de los oradores la desidia oficial por la educación. Aunque de vieja data, este problema ha llevado a nuestro país –que otrora ocupaba un lugar destacadísimo en su calidad educativa- a descender a lejanos puestos 80, 100 o hasta 120 en los diferentes rankings que miden el desempeño educativo.
     - En lo internacional, Argentina sigue, según el consenso de los invitados, como por fuera del mundo civilizado. Y esto se expresa a través de las opiniones y editoriales de la mayoría de los medios periodísticos. Incluso diarios vinculados al socialismo, como El País de España, señalan el aislamiento de nuestro país, las conductas peligrosamente parecidas a las de la Venezuela de Chávez. En varias reuniones, se habló con preocupación del caso Apablaza y de la increíble posibilidad de que el gobierno argentino niegue la extradición a Chile del jefe terrorista, acusado de asesinar –en plena democracia- a un Senador Nacional trasandino. Que el gobierno esté por tomar esta decisión para quedar bien con amigos de ciertos grupos de DDHH, muestra no sólo la miopía con que el gobierno y esos grupos encaran el tema de los derechos humanos, según las victimas o victimarios sean de izquierda o de derecha, sino también la subordinación de la política internacional a los alineamientos políticos domésticos.
     - Pero quizás las mayores críticas al modo de gobernar actual, que nos acerca al Comandante Chávez, pasó por lo política de confrontación y, ya podemos decirlo, de persecución con quienes no comparten el proyecto oficial. La persecución y denuncias falsas sobre opositores (recordemos los casos de Olivera, de Narváez o Macri ahora), la utilización de organismos del estado como la SIDE o la OONCA para presionar (¿persuadir?) a dirigentes políticos o empresariales, los intentos por disciplinar a la prensa con la pauta oficial, o más recientemente, los ataque a Clarín o La Nación, más la manipulación de la historia con fines coyunturales, son algunos de las puntas de iceberg de esa estrategia. Al mejor estilo orwelliano, el gobierno pretende reescribir la historia –incluyendo incluso un papel protagónico heroico para el matrimonio presidencial- aplicando aquella consigan que declamaba el totalitario partido gobernante de la célebre novela 1984. “quien controla el pasado controla el futuro”. Y el que controla el presente y, carece de escrúpulos, puede controlar el pasado. O intentarlo, al menos.
     En marzo del 2009, concurrimos a Caracas junto a Mario Vargas Llosa y a un grupo de periodistas, intelectuales y economistas, a acompañar en un Seminario la celebración de los 25 años del CEDICE, un instituto de políticas públicas que defiende la libertad y la democracia. Vargas Llosa fue detenido en el Aeropuerto, fuimos insultados en los medios de prensa oficialistas y acosados por las huestes chavistas. Incluso en un programa, al que me tocó asistir, fuimos insultados por una señora que se definía como chavista y quien nos aseguró que quería ir a la radio y dinamitarla.
     Hace dos semanas, estuve en Chile. Fui invitado también a un programa radial, dirigido por un periodista socialista. Fui tratado con respeto y consideración. Discutimos sobre diversos temas, disintiendo de a momentos, pero siempre –así lo sentí- con altura y nivel. La misma que se observa en el trato mutuo que se dispensa la dirigencia política de ese país.
     Hace unos pocos días, el sábado 18 de septiembre, en nuestro programa radial A Fondo, por LT8, una mujer que se definió como simpatizante oficialista, dijo que le gustaría ir a la radio y poner una bomba. Mientras estábamos al aire, supongo.
     Distintos climas, como se ve. Los argentinos hemos dejado pasar por delante de nuestras narices muchas oportunidades. Hemos ido a contrapelo del mundo en exceso. Ahora tenemos otra oportunidad, ir hacia los valores de la democracia, la tolerancia, el diálogo y los consensos, en lugar de marchar hacia el agravio, el patoteo y el apriete. Chile o Venezuela. Depende de nosotros, como siempre.

Nota Relacionada: Las Claves de Bongiovanni

1 comentario:

Patricia M. Sartor dijo...

cuando se pretende analizar si un país u otro, más que compartir una visita con la dirigencia política hay que analizar los diversos aspectos de ese país, en cuanto a los niveles sociales, culturales, educativos, de participación, de estado nutricional, desempleo, tipo de empresas que proporcionan trabajo, necesidades básicas cubiertas o no... son mucho más las cosas que analizar que sólo "sentirse tratado con respeto y consideración", es hora de que los que se dicen "amantes de la Libertad" comiencen a analizar la libertad con que los pueblos viven
si no es así...
no valen las comparaciones

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