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Macri, el sueño inalcanzable de Binner


Por enésima vez el líder del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, ha “sentenciando” que nunca podría formar un frente electoral junto con el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri. Esta vez fue más elegante, en tanto que aplicó la siguiente metáfora: “Sería como mezclar el agua con el aceite”. De esta forma, el ex gobernador de la provincia de Santa Fe invalidaría (otra vez) una eventual posibilidad de aunar fuerzas con otro partido de cara a enfrentar al kirchnerismo en 2015… Pero, una pregunta… ¿y quién dijo que en la vereda del macrismo “se están matando” por conseguir una alianza con Binner?

A juzgar por la cantidad de veces que el rafaelino desestimó un entendimiento con el PRO, pareciera que a diario recibe súplicas al respecto tanto de “la derecha” como ya del mismísimo Macri. Sin embargo, no sólo que no es así, sino que prácticamente nunca el bostero lo menciona en sus discursos y conferencias ni aunque sea para responderle sus periódicos “desplantes”. Va de suyo que en las altas esferas de la política debe haber una explicación a la ausencia del vocablo “Binner” en el breviario macrista como asimismo la tendrá el hecho de que el socialista nunca se olvide de piropear a Macri cada vez que tiene ocasión.

Y el hecho es que mencionar a Binner no suma otra cosa más que tedio e indolencia, mientras que la insistente recurrencia al PRO pretende específicamente revitalizar el desgarbado frente socialista. ¿Qué conseguiría Macri mencionando a Binner más que desviar la atención del PRO del objetivo presidencialista de 2015? En rigor, para el jefe porteño la figura de Binner no se sugiere ni como una sombra en los tobillos, toda vez que tiene bien en claro que hoy por hoy no hay otro contendiente en materia política que el mismo oficialismo. ¿A qué gastar pólvora en chimangos?

Enfrente, no obstante, Hermes Binner – reconocido adulador del kirchnerismo –, sólo direcciona la mira hacia un mismo blanco ineludible, es decir, Macri. Es que si algo tienen en claro los socialistas como la izquierda en general es que para existir políticamente es imprescindible imponer la figuración de un enemigo imponderable, ruin, despreciable. Tanto la falta de ideas como el desprecio hacia normas democráticas y de tolerancia (ha dicho Binner: “Yo con Macri no hablo porque es de derecha”), suelen generar un vacío dentro de la izquierda que es preciso rellenar con repostería barata. Así que el resentimiento y la descalificación sean los móviles de un proyecto sin norte ni futuro, ya que por más que Binner patalee nunca llegará a ser el River de Mauricio Macri.

“Sería como mezclar el agua con el aceite”, dijo el ex intendente rosarino, abrazando la mezquina ilusión de sugerirse como “la otra alternativa” al macrismo y de captar para sí la simpatía de quienes no transijan con el PRO. Vaga ambición, toda vez que la mayor parte del electorado no a fin con el macrismo justamente se encuadra dentro del kirchnerismo. Por más “populares” y “redistributistas” que sean los kirchneristas no habrán de bajarse del rocín de Don Quijote para subirse luego al asno de Sancho Panza.

Debieran los asesores de Hermes Binner recordarle que si bien puede que una alianza con Macri resulte ambigua en el sentido de que representan posiciones políticas antagónicas, el líder socialista no ha podido aliarse ni con figuras afines, tal como lo dejara claro el estrepitoso fracaso de una fórmula en común con el radical Ricardo Alfonsín y el eterno (y vergonzoso) tire y afloje con el referente del Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas. En fin, mientras que el PRO se posiciona cada día más como alternativa en 2015, el Frente Amplio Progresista se diluye dramáticamente como una aspirina en el agua. Tanto así que sólo atina a tirar un manotazo de ahogado y agarrarse de lo único que le queda para existir: Mauricio Macri, el sueño inalcanzable de Binner.


A este respecto también escribí: "Binner, pequeño stalincito" y "La excusa perfecta de Binner" 

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